¡Ya está apretando el calor! En esta época de calor sofocante, apetece tomar platos fríos, sabrosos y que a la vez sean nutritivos. El salmorejo y el gazpacho son, sin duda, dos de los platos fríos estrella de la cultura gastronómica española. Su consumo se está extendiendo cada vez más, y es habitual encontrarlo en muchos hogares.

Estos platos son realmente apetecibles en verano, aunque tanto el gazpacho como el salmorejo pueden consumirse en cualquier época del año, ya que son una gran opción por los nutrientes que aportan y lo rápido y fácil que se preparan. Los puedes incluir en la dieta, ya que contribuyen a llevar una alimentación equilibrada y saludable. Están hechos con alimentos naturales, a base de hortalizas, ¡y lo que tú quieras! Te sorprenderían las numerosas opciones que hay.

  ¿Qué aporte nutricional tiene el salmorejo?  

Como ya te comentábamos antes, el salmorejo es un plato que aporta muchos nutrientes. Por cada 100 ml aporta entre 80 y 120 kcal, y gran parte de esas calorías derivan de las grasas saludables como las del aceite de oliva. También contiene una buena cantidad de fibra que contienen las hortalizas. Si hablamos de micronutrientes, el salmorejo es una fuente de potasio y posee vitamina C y sodio. También posee cantidades moderadas de ácido fólico y vitaminas del complejo B.

Si lo acompañamos de taquitos de un buen #JamónJamón, incrementará el contenido de proteínas. También se le suele añadir huevo, que le ofrece un toque extra de hierro. Los polifenoles del aceite de oliva junto a su vitamina E, los licopenos del tomate y los vasodilatadores del ajo, hacen que este delicioso plato sea beneficioso para la salud y especialmente para el cuidado del corazón.

¡Muy atento a esta deliciosa receta!

  Ingredientes para 4 personas:  

  Elaboración:  

La preparación de este elixir veraniego es muy sencilla. ¡Sólo tienes que mezclar los ingredientes hasta conseguir la textura que desees! Comienza lavando los tomates y triturándolos, no es necesario que quites las pepitas, ya que al final de la preparación se colará todo para que no quede ningún grumito.

Coloca el pan en un bol cúbrelo con el puré de tomate que hemos triturado previamente. Incorpora el diente de ajo y tritura bien hasta obtener una crema espesa de pan y tomate. La proporción de pan puede variar en función de los tomates que utilices y de lo consistente que sea la miga del pan.

A continuación, incorpora un chorrito de aceite de oliva virgen extra hasta conseguir la emulsión perfecta y obtener un resultado cremoso y espeso.

Una vez añadido el aceite, vuelve a triturar con la batidora hasta que el salmorejo quede uniforme y con un bonito color anaranjado. ¡Debe tener la consistencia adecuada para que aguante los alimentos que añadirás encima!

En cuanto al corte del jamón, no te compliques demasiado en la elaboración, aunque sí que es importante que elijas un buen jamón serrano o jamón ibérico para tal básico complemento. Al igual que con el resto de componentes, recomendamos que sea un corte cuadrado o en taquitos, aprovechando los cortes magros y combinando con huevo, pan frito y otras verduras.

Para finalizar, basta con añadir especias al gusto y disponer en un bonito recipiente para sorprender a nuestros comensales. ¡Que aproveche! 🙂